El abuso incluye una variedad de acciones que van desde mostrar pornografía, exhibir el cuerpo desnudo semidesnudo, entrar en contacto con el cuerpo de la o el menor o hacer que este toque el cuerpo de quien abusa, hasta llegar a la penetración oral, anal o vaginal del menor (lozano y Martinez 2002).
Incluso cuando obtuviera el “consentimiento” de él o la menor se trata de una agresión sexual, ya que en todo, momento existe una relación desigual del uso del poder y el/la pequeño/a carece de la autoridad y el desarrollo emocional, cognoscitivo y físico necesarios para tomar una decisión de tal naturaleza.
Las y los niños/as, así como los y las adolescentes están expuestos a diversas formas de agresión sexual que van a repercutir en ellos, de acuerdo con el desarrollo de su personalidad y de su entorno familiar y social.
Es muy importante saber que:
- Un niño, niña o adolescente es potencialmente agredido sexualmente si es educado/a a golpes, si se le subestima y devalúa, si vive sin comunicación, en el abandono y el desamor.
- El uso abusivo de la autoridad contra un pequeño/a o adolescente puede ser ejercido por alguno de sus padres, padrastros, abuelos, hermanos, tíos, primos o algún otro familiar masculino o femenino, vecino, profesor, amigo de la familia, entre otros.
- La edad y el nivel de desarrollo del o la niña, le impiden un verdadero conocimiento y consentimiento de lo que está sucediendo.
- Los pequeños/as y adolescentes desarrollar sentimientos de victimización, de culpa, de complicidad, de uso y abuso de poder e impunidad sobre ellos; sienten que guardan un gran secreto y se consideran incapaces de resolverlo.